Juan Forn

Los viernes. Tomo cuatro

 
Número de páginas: 232

Este volumen de Los viernes es un magistral cierre de ciclo y una nueva muestra de ese don para narrar que ha consagrado a su autor como uno de los grandes escritores argentinos de nuestro tiempo.

¿Qué hace que las contratapas de los viernes de Juan Forn sean tan adictivas? ¿Por qué sus lectores se pasan unos a otros el dato como si fueran miembros de una secta de elegidos? ¿Es por su estilo, que tiene la precisión de un relojero y la infalibilidad de un lanzador olímpico? ¿O es por su ojo de lector avezadísimo, siempre a la pesca de los mejores relatos?  
La clave quizá resida en que Forn es capaz de contar la historia detrás de la célebre foto de la chica vietnamita rociada de napalm, la de las marchas de los miércoles de ancianas coreanas víctimas de la explotación sexual o la del hermano menor de Vladimir Nabokov como si fueran ficciones. El autor de María Domecq se las ingenia para encontrar el germen narrativo que anida en cada uno de los hechos que cuenta, la cualidad de personaje que se esconde en cada persona, el drama que rodea cada momento histórico y cada vida.
Tras diez años ininterrumpidos de escribir las contratapas que Emecé recogió en libro, este volumen de Los viernes es un magistral cierre de ciclo y una nueva muestra de ese don para narrar que ha consagrado a su autor como uno de los grandes escritores argentinos de nuestro tiempo.

Los viernes. Tomo cuatro

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¿Qué hace que las contratapas de los viernes de Juan Forn sean tan adictivas? ¿Por qué sus lectores se pasan unos a otros el dato como si fueran miembros de una secta de elegidos? ¿Es por su estilo, que tiene la precisión de un relojero y la infalibilidad de un lanzador olímpico? ¿O es por su ojo de lector avezadísimo, siempre a la pesca de los mejores relatos?  
La clave quizá resida en que Forn es capaz de contar la historia detrás de la célebre foto de la chica vietnamita rociada de napalm, la de las marchas de los miércoles de ancianas coreanas víctimas de la explotación sexual o la del hermano menor de Vladimir Nabokov como si fueran ficciones. El autor de María Domecq se las ingenia para encontrar el germen narrativo que anida en cada uno de los hechos que cuenta, la cualidad de personaje que se esconde en cada persona, el drama que rodea cada momento histórico y cada vida.
Tras diez años ininterrumpidos de escribir las contratapas que Emecé recogió en libro, este volumen de Los viernes es un magistral cierre de ciclo y una nueva muestra de ese don para narrar que ha consagrado a su autor como uno de los grandes escritores argentinos de nuestro tiempo.