Nadie sabe lo que dice un cuerpo

Entrelazo entre la piel, la carne y la palabra

Luciano Lutereau

Prólogo de Gabriel Lombardi

Letras del Sur

¿Cómo pensar, en el siglo XXI, las relaciones entre el cuerpo y la palabra? Si el ser humano
es un cuerpo que habla, ¿cuáles son sus dialectos? ¿La carne, la piel, sus agujeros? ¿Qué
ocurre cuando enmudece, hace silencio o prefiere callar?
En Nadie sabe lo que dice un cuerpo, Luciano Lutereau se atreve a plantear preguntas tan
inquietantes como sugerentes: por qué llamamos “interior” a la ropa interior, por qué
siempre hay una parte de nuestro cuerpo que no nos gusta, por qué hay otras de las que
decimos que las “heredamos” de otros (la nariz del padre, la boca de la madre, etc.). De
esta manera, nos introduce en las diferentes aristas de la experiencia corporal
devolviéndole su ambigüedad fundamental: el cuerpo es invisible, nunca está donde lo
vemos (o pensamos); lo que nos une con ese objeto íntimo y extraño a la vez es una
distancia imposible de eliminar.
En los capítulos que conforman la obra, Lutereau nos conduce por los diferentes caminos
en los que nos encontramos con nuestra corporalidad; no considera al cuerpo desde el
punto de vista biológico, sino como un gran supuesto con sutiles análisis que nunca dejan
de tener en cuenta la perspectiva de actualidad y la crítica social a los discursos
hegemónicos que dicen querer liberar el cuerpo, pero lo esclavizan en nuevas técnicas.
“No tenemos un cuerpo, lo padecemos”, dice nuestro autor, para llevarnos también a una
relectura de las pasiones. “No somos el cuerpo, sino que a través de él descubrimos la
relación con nuestra falta de ser”, insiste uno de los psicoanalistas más lúcidos de nuestro
tiempo, con quien una vez más descubrimos que las preguntas, cuando están bien
planteadas, son más importantes que las respuestas.

 

Nadie sabe lo que dice un cuerpo

$28.500,00
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¿Cómo pensar, en el siglo XXI, las relaciones entre el cuerpo y la palabra? Si el ser humano
es un cuerpo que habla, ¿cuáles son sus dialectos? ¿La carne, la piel, sus agujeros? ¿Qué
ocurre cuando enmudece, hace silencio o prefiere callar?
En Nadie sabe lo que dice un cuerpo, Luciano Lutereau se atreve a plantear preguntas tan
inquietantes como sugerentes: por qué llamamos “interior” a la ropa interior, por qué
siempre hay una parte de nuestro cuerpo que no nos gusta, por qué hay otras de las que
decimos que las “heredamos” de otros (la nariz del padre, la boca de la madre, etc.). De
esta manera, nos introduce en las diferentes aristas de la experiencia corporal
devolviéndole su ambigüedad fundamental: el cuerpo es invisible, nunca está donde lo
vemos (o pensamos); lo que nos une con ese objeto íntimo y extraño a la vez es una
distancia imposible de eliminar.
En los capítulos que conforman la obra, Lutereau nos conduce por los diferentes caminos
en los que nos encontramos con nuestra corporalidad; no considera al cuerpo desde el
punto de vista biológico, sino como un gran supuesto con sutiles análisis que nunca dejan
de tener en cuenta la perspectiva de actualidad y la crítica social a los discursos
hegemónicos que dicen querer liberar el cuerpo, pero lo esclavizan en nuevas técnicas.
“No tenemos un cuerpo, lo padecemos”, dice nuestro autor, para llevarnos también a una
relectura de las pasiones. “No somos el cuerpo, sino que a través de él descubrimos la
relación con nuestra falta de ser”, insiste uno de los psicoanalistas más lúcidos de nuestro
tiempo, con quien una vez más descubrimos que las preguntas, cuando están bien
planteadas, son más importantes que las respuestas.