Amy Foster

JOSEPH CONRAD

ALBA

 
Páginas: 96
Encuadernación: RÚSTICA CON SOLAPA
Edición: 1
Fecha edición: 01-05-2011
Colección: ALBA BREVIS
 
En 1896, Joseph Conrad, recién casado, enfermó de pronto y cayó en un coma febril. Empezó a delirar en polaco y no reconocía a su mujer, que, inquieta y asustada, apenas le reconocía ya a él. Este episodio sería recreado años después en las páginas de Amy Foster, publicado primeramente en el semanario Illustrated London News en diciembre de 1901. Como ha sugerido Edward Said, es difícil leerlo «sin pensar que Conrad debió temer morir solo, sin consuelo, desvariando en una lengua que nadie podía entender». Esta peculiar historia de un naufragio se desarrolla no en una isla desierta o en una tierra de salvajes, sino en las civilizadas costas de Inglaterra, donde sin embargo el naúfrago es recibido con una tremenda hostilidad y debe padecer los más tristes efectos del «miedo a lo incomprensible», que troca incluso el amor en desolación. En 1997 fue adaptada al cine con el título de El hombre que vino del mar.

Amy Foster

$13.900,00
Amy Foster $13.900,00
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

Amy Foster

JOSEPH CONRAD

ALBA

 
Páginas: 96
Encuadernación: RÚSTICA CON SOLAPA
Edición: 1
Fecha edición: 01-05-2011
Colección: ALBA BREVIS
 
En 1896, Joseph Conrad, recién casado, enfermó de pronto y cayó en un coma febril. Empezó a delirar en polaco y no reconocía a su mujer, que, inquieta y asustada, apenas le reconocía ya a él. Este episodio sería recreado años después en las páginas de Amy Foster, publicado primeramente en el semanario Illustrated London News en diciembre de 1901. Como ha sugerido Edward Said, es difícil leerlo «sin pensar que Conrad debió temer morir solo, sin consuelo, desvariando en una lengua que nadie podía entender». Esta peculiar historia de un naufragio se desarrolla no en una isla desierta o en una tierra de salvajes, sino en las civilizadas costas de Inglaterra, donde sin embargo el naúfrago es recibido con una tremenda hostilidad y debe padecer los más tristes efectos del «miedo a lo incomprensible», que troca incluso el amor en desolación. En 1997 fue adaptada al cine con el título de El hombre que vino del mar.