Ella estuvo entre nosotros

Belén Fernández Llanos

Ediciones Overol

 

Páginas: 104

 

Esta novela aborda la relación de una hija con su madre, y las formas de vivir la enfermedad y la muerte en Chile a principios del siglo XXI. En palabras de Patricia Espinosa: «Aquello que parece un tema muy abordado en la literatura, la muerte de uno de los padres de quien narra, es aquí despojado de su mitificación para ser arrojado a lo común, a lo cotidiano (…) Construir escenas de dolor, ponerle nombre a ese dolor, afirmar que del dolor no se sale sino que se vive como un continuo, sostener que no hay posibilidad alguna de atenuar la rabia por la irrupción de una enfermedad y de la muerte: eso es parte de lo que realiza con pulcritud Belén Fernández Llanos en su debut como novelista».

«En mi casa crecimos escuchando la Radio Umbral, cantábamos Quilapayún al cocinar y sonaba Inti-Illimani a la hora de almuerzo. Me contaron que cuando ganó el No, mi mamá lloró de alegría y partió al almacén a comprar vienesas, tomate, palta y hasta chucrut, para celebrar con completos.» La novela transcurre en una atmósfera donde prima el silencio y la omisión ante las preguntas de una niña que debe crecer de golpe; la narradora describe los cambios corporales de la madre a raíz del cáncer, la vida en espacios hospitalarios, experiencias de clase en una clínica privada y las despedidas: el tópico de la orfandad desde la óptica particular de una narradora cuya vida es influida por la temprana ausencia materna.

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Esta novela aborda la relación de una hija con su madre, y las formas de vivir la enfermedad y la muerte en Chile a principios del siglo XXI. En palabras de Patricia Espinosa: «Aquello que parece un tema muy abordado en la literatura, la muerte de uno de los padres de quien narra, es aquí despojado de su mitificación para ser arrojado a lo común, a lo cotidiano (…) Construir escenas de dolor, ponerle nombre a ese dolor, afirmar que del dolor no se sale sino que se vive como un continuo, sostener que no hay posibilidad alguna de atenuar la rabia por la irrupción de una enfermedad y de la muerte: eso es parte de lo que realiza con pulcritud Belén Fernández Llanos en su debut como novelista».

«En mi casa crecimos escuchando la Radio Umbral, cantábamos Quilapayún al cocinar y sonaba Inti-Illimani a la hora de almuerzo. Me contaron que cuando ganó el No, mi mamá lloró de alegría y partió al almacén a comprar vienesas, tomate, palta y hasta chucrut, para celebrar con completos.» La novela transcurre en una atmósfera donde prima el silencio y la omisión ante las preguntas de una niña que debe crecer de golpe; la narradora describe los cambios corporales de la madre a raíz del cáncer, la vida en espacios hospitalarios, experiencias de clase en una clínica privada y las despedidas: el tópico de la orfandad desde la óptica particular de una narradora cuya vida es influida por la temprana ausencia materna.