Máquinas de mentir

Noticias falsas y posverdad

Daniel Mazzone

La Crujía

Colección Futuribles

176 páginas

 

El problema que enfrenta hoy la sociedad abierta se genera a partir de que el caudal de textos que circulan se multiplicó exponencialmente. Los medios que se hicieron cargo de la circulación de textos desde la era industrial ya no pueden controlar un tráfico textual que los desborda y desafía. A las plataformas solo parece interesarles que los usuarios interactúen, generen tráfico y datos que luego comercializarán junto a su producto estrella: el microtargeting. Este trabajo está diseñado sobre la hipótesis de que la crisis en la circulación de textos, nuestra última y más acuciante discontinuidad, se origina en el agotamiento del contrato de comunicación establecido en el seno del ecosistema industrial de medios. Según ese contrato, los editores y propietarios de diarios, luego cabeceras mediáticas en general, se hacían responsables por aquello que distribuían y ponían a circular. Recuperar un cierto orden en la comunicación social parece un requisito básico para aspirar a la estabilidad y al desarrollo económico y social de las sociedades abiertas.

Máquinas de menti

$12.150,00
Máquinas de menti $12.150,00
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

Máquinas de mentir

Noticias falsas y posverdad

Daniel Mazzone

La Crujía

Colección Futuribles

176 páginas

 

El problema que enfrenta hoy la sociedad abierta se genera a partir de que el caudal de textos que circulan se multiplicó exponencialmente. Los medios que se hicieron cargo de la circulación de textos desde la era industrial ya no pueden controlar un tráfico textual que los desborda y desafía. A las plataformas solo parece interesarles que los usuarios interactúen, generen tráfico y datos que luego comercializarán junto a su producto estrella: el microtargeting. Este trabajo está diseñado sobre la hipótesis de que la crisis en la circulación de textos, nuestra última y más acuciante discontinuidad, se origina en el agotamiento del contrato de comunicación establecido en el seno del ecosistema industrial de medios. Según ese contrato, los editores y propietarios de diarios, luego cabeceras mediáticas en general, se hacían responsables por aquello que distribuían y ponían a circular. Recuperar un cierto orden en la comunicación social parece un requisito básico para aspirar a la estabilidad y al desarrollo económico y social de las sociedades abiertas.