Un romance de provincias

Kornel Filipowicz

Las Afueras

128 pág

En un pequeño pueblo a las orillas del Vístula, Elzibieta lleva una vida ordenada y monótona. Una vida marcada igualmente por la sucesión de los ciclos naturales y las convenciones sociales. En ese mundo autoconcluso y cerrado la llegada de un poeta desde Varsovia abrirá una grieta que no dejará de ensancharse hasta el inesperado desenlace.

Escrita en 1960, Un romance de provincias es una obra de rara perfección. Con un estilo claro y conciso, Filipowicz hace un retrato de la vida en provincias y sus gentes, de su tedio gris y las ataduras a las que son sometidas las mujeres; un retrato profundamente humano que conseguirá traer a la memoria del lector algunos de los mejores libros de Natalia Ginzburg y Carmen Martín Gaite.

La prosa de Kornel es arte con A mayúscula.
—Wisława Szymborska

El único escritor polaco que aprendió a escribir de Chéjov.
—Jerzy Pilch

No hubo otro escritor en la literatura polaca después de la guerra que cultivara con tanta determinación y maestría la prosa breve.
—Anna Bikont

Kornel Filipowicz es uno de los autores más fascinantes de la brillante generación de escritores polacos posteriores a la Segunda Guerra Mundial. También uno de los más desconocidos fuera de sus fronteras. Este desconocimiento no solo responde a lo poco que el propio Filipowicz se preocupó por su carrera literaria y sí de apurar la vida hasta el último instante, también a que decidiera hacerlo en compañía (y a veces a la sombra) de la Nobel Wisława Szymborska. Según su traductora, Teresa Benítez, «Filipowicz es el cronista de las historias en minúsculas. El escenógrafo de los dilemas morales y las sensaciones que vivieron seres anónimos en espacios y ambientes en una época crucial. Desde la Segunda Guerra Mundial no ha habido en Polonia un narrador que haya logrado con tanta maestría dar cuenta del sentir de toda una generación que fue testigo de la Historia con mayúsculas.» 

 

 

Un romance de provincias

$26.900,00
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Kornel Filipowicz

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En un pequeño pueblo a las orillas del Vístula, Elzibieta lleva una vida ordenada y monótona. Una vida marcada igualmente por la sucesión de los ciclos naturales y las convenciones sociales. En ese mundo autoconcluso y cerrado la llegada de un poeta desde Varsovia abrirá una grieta que no dejará de ensancharse hasta el inesperado desenlace.

Escrita en 1960, Un romance de provincias es una obra de rara perfección. Con un estilo claro y conciso, Filipowicz hace un retrato de la vida en provincias y sus gentes, de su tedio gris y las ataduras a las que son sometidas las mujeres; un retrato profundamente humano que conseguirá traer a la memoria del lector algunos de los mejores libros de Natalia Ginzburg y Carmen Martín Gaite.

La prosa de Kornel es arte con A mayúscula.
—Wisława Szymborska

El único escritor polaco que aprendió a escribir de Chéjov.
—Jerzy Pilch

No hubo otro escritor en la literatura polaca después de la guerra que cultivara con tanta determinación y maestría la prosa breve.
—Anna Bikont

Kornel Filipowicz es uno de los autores más fascinantes de la brillante generación de escritores polacos posteriores a la Segunda Guerra Mundial. También uno de los más desconocidos fuera de sus fronteras. Este desconocimiento no solo responde a lo poco que el propio Filipowicz se preocupó por su carrera literaria y sí de apurar la vida hasta el último instante, también a que decidiera hacerlo en compañía (y a veces a la sombra) de la Nobel Wisława Szymborska. Según su traductora, Teresa Benítez, «Filipowicz es el cronista de las historias en minúsculas. El escenógrafo de los dilemas morales y las sensaciones que vivieron seres anónimos en espacios y ambientes en una época crucial. Desde la Segunda Guerra Mundial no ha habido en Polonia un narrador que haya logrado con tanta maestría dar cuenta del sentir de toda una generación que fue testigo de la Historia con mayúsculas.»